Neuquén, territorio de Lecturas

No es mentira que Neuquén ha sido escrita como un sueño. Estas tierras nacen en el cruce de trazos que la narran en su origen. Texturas orales y escritas hace muchas lunas, hace siglos, entraman una encarnadura que la hacen propia y singular. Iniciamos un recorrido para desentrañar lecturas de lo posible de este territorio escrito en viento, en agua, por múltiples manos, por infinitas conciencias.

Capítulo 7: Eduardo Talero, el destierro y la fiebre

Un exiliado escribe sobre otro.

Uno, al igual que Hamlet, tiene problemas con su tío.

En su caso prefiere irse y da vueltas por Norte y Centroamérica

durante algunos años.

El otro recuerda cuando se alistó como soldado y después cómo ganó la pampa,

su lucha contra el indio y el golpe de lanza,

cuando un coronel lo nombró sargento.

(…) Concluida la guerra de conquista, él no quiso resignarse a regresar con su regimiento a Buenos Aires. Allí volvería a ser uno de tantos, un anónimo, algo muy extraño a sus destinos de individualidad firme y severa. Cuando las tropas se retiraron, él quedó solo en el desierto, sin más patrimonio que el abrazo del jefe, su carabina, su sable y su caballo.

Uno es un idealista, un romántico.

Lee a Whitman, a Rousseau, a Poe…

Escribe como en un viaje.

El otro da vueltas por ahí y recorre, busca un lugar.

Finalmente acampa en la cima de una sierra y le pone su nombre.

Resiste a bandoleros y malones.

(…) Con orgullo de sargento de línea defendió palmo a palmo sus dominios: hizo rancho a modo de fortín; reunió rebaño por antojadizo impuesto de conquista; y así melló su sable contra el cráneo de sus asaltantes, como abrillantó el rústico arado roturando tierra virgen.

Uno se aleja de la función pública y se refugia en unos medanales.

Construye un fundo, una torre de 14 metros.

El otro cosecha, cría rebaños, tropillas.

Ahora es un pionero que ofrece charla y hospitalidad.

(…) Cuando nos tocó oírle sus relatos, quedamos asombrados de su candidez infantil.

Se cree dueño de cuantas leguas abarca su mirada.

Uno pasa sus últimos momentos delirando de fiebre.

Escribe:

¿Lo que no consiguieron

ni balas ni puñal,

ni besos ni serpientes

ni cóleras del mar,

lo puede un hilo tenue

de sensible metal

que se estira y contrae

por propia voluntad?

(…)

¿Quién eres? ¿Estilete

sutil de Satanás,

o gélido pistilo

de alguna flor letal?

El otro de desdobla y habla de sí mismo en tercera persona.

De Catamarca y del joven soldado que llegó a Neuquén no dice nada;

hay cosas que prefiere no recordar.

Referencias

Textos en cursiva: pertenecen al texto “Balazos patriarcales”, de Eduardo Talero, incluido en su libro Voz del desierto (FEN, 1995). Los versos finales forman parte del poema “Febricitante”, del mismo autor.  

Lecturas recomendadas:

Voz del desierto, de Eduardo Talero. En: catálogo en línea CeDIE https://bibliotecacedie.neuquen.edu.ar/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=5558&query_desc=kw%2Cwrdl%3A%20Eduardo%20Talero

La Torre Talero: historia de vida del Dr. Eduardo Talero Nuñez, de Martha Ruth Talero. En: catálogo en línea CeDIE https://bibliotecacedie.neuquen.edu.ar/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=38455&query_desc=kw%2Cwrdl%3A%20Eduardo%20Talero

Neuquén, los comienzos de una literatura (1904-1930), de Alelí Gotlip. En: catálogo en línea CeDIE https://bibliotecacedie.neuquen.edu.ar/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=3541&query_desc=kw%2Cwrdl%3A%20Eduardo%20Talero


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