El cumpleaños de un establecimiento escolar es motivo de celebración. Pero cuando los que se cumplen son 50 ó 100 años de existencia, sucede todo un acontecimiento que nos invita a revisitar el pasado, a realizar un viaje en el tiempo para conocer las circunstancias en las que el establecimiento fue creado.
Hay otra particularidad este 2022. Resulta que son trece las escuelas que cumplen 100 años, mientras que nueve cumplen 50. Entonces, cabe hacernos la pregunta: ¿por qué habrá sido que hace 50 y 100 años se crearon tantos establecimientos?
Cabe, en principio, reconocer el contraste entre décadas a la hora de recordar 100 ó 50 años de historia. Porque la escuela no permanece ajena al ritmo político, social, económico y demográfico que dejó su impronta en las condiciones educativas, modificando infraestructura, logística escolar e incluso programas pedagógicos.
Las escuelas entre 1922 y 1934
El por entonces Inspector de los Territorios Nacionales, Próspero Alemandri, describe en un informe (pletórico de componentes líricos) la situación por la que transitaba la educación en Neuquén:
“Bajo los azotes del hambre y del frío, enclaustradas entre las montañas que semejan enormes catedrales con sus torres afiladas donde los vientos sintonizan sus gélidos canticos de miseria, se ocultas las comarcas neuquinas. La escuela ha llegado a sus chozas de adobe y de barro para vincular a sus habitantes, que parecen más bien legionarios de pobreza y de amargura, con las manifestaciones de la civilización y del progreso que se ha instalado en construcciones primitivas carentes de lo elemental […]
Con todo, es deber de lealtad reconocer que a pesar de la miseria, la generosidad y el desinterés de muchos vecinos se ha evidenciado para facilitar la acción del Consejo en la tarea de crear escuelas, pues se han privado de su comodidad entregando la mejor habitación de su vivienda para transformarla en aula de clase”
La generosidad y el desinterés de los vecinos destaca Alemandri. No es para menos, dado que en aquellos tiempos todo era inclemencia: las distancias, las comunicaciones, la carencia de recursos tornaba la vida más difícil. Nuestro Inspector recuerda los nombres de los vecinos que cedieron propiedades para el funcionamiento de las precarias escuelas en 1922:
“Francisco Gatica, que se trasladó a un rancho contiguo para dar lugar a la Escuela N° 46 de Liucocó; Orfilia A.P de Zalazar, que se trasladó a otro paraje, entregando la casa para dar lugar a la Escuela N° 59 de Ranquilcó; Manuel I. Montecino, que se trasladó a una humilde choza para dar lugar a la Escuela N° 64 del Boleadero; Ovidio O. Tapia, que se trasladó a otro paraje para dar lugar a la Escuela N° 66 de la Salada; José Eugenio Mardone dejó las piezas para dar lugar a la Escuela N° 69 de Trailatué; J. de la Cruz Riquelme entregó la pieza y construyó una ramada a su lado para dar lugar a la Escuela N° 70 de Naunauco; Justa N. viuda de Quintero entregó el único galpón del que disponía para dar lugar a la Escuela N° 71 de Tres Chorros; Arzobindo Almendra refaccionó y entregó una pieza de que disponía para dar lugar a la Escuela N° 74 de Tierras Blancas; Rosa Soto de Díaz se trasladó a una pieza para dar lugar a la Escuela N° 76 de Huinganco; José Sabino Vázquez se trasladó a un rancho vecino para dar lugar a la Escuela N° 77 de Ñireco Norte; Melitón Fernández desocupó dos piezas de su casa para dar lugar a la Escuela N° 79 de Cajón del Curileuvú y el Cacique Antonio Liucopán desocupó dos piezas para dar lugar a la Escuela N° 81 de Barda Negra”
Las palabras de nuestro Inspector construyen descripciones costumbristas del Neuquén de comienzos del siglo XX. Respecto de las condiciones inclementes mencionadas más arriba, Alemandri informaba lo siguiente:
“Las escuelas ubicadas en el Territorio del Neuquén son las más difíciles de visitar con frecuencia dada la configuración del terreno, la falta de caminos y medios rápidos de movilidad. Los centros de población están sumamente distantes unos de otros separados por médanos, serranías, pedregales inhospitalarios. Las comunicaciones se interrumpen en el invierno por las grandes nevadas y en el verano hay que ser muy avezado para atravesar sus ríos que por los deshielos se vuelven torrentosos. Los niños existentes en el radio escolar se encuentran muy diseminados teniendo muchas dificultades para salvar la distancia que los separa de la escuela. El resto de la población es movediza; en el invierno se cobija en los valles al abrigo del viento y las nevadas, y con los primeros colores de la primavera se ponen en marcha. Por ello el funcionamiento de las escuelas comienza en el mes de abril y se extiende hasta que comienza la veranada. Los padres necesitan de los servicios de los hijos de corta edad en tareas como el arreo de animales, cuidado de las huertas y otras tareas rurales. […]
“Yo he visto a muchos niños viviendo en chozas inmundas abrazados a los perros y cubriéndose con harapos para no mostrar sus cuerpecitos desnudos. La tierra, la roña, las verrugas, los granos producían repugnancia y conmiseración cuando se los oía cantar en la Escuela AL GRAN PUEBLO ARGENTINO SALUD”
Alemandri hace referencia al hecho de que la escuela primaria debía alimentar a sus estudiantes hambrientos y abrigar sus cuerpos del frío. Para ayudar la angustiosa situación de los niños del Neuquén, propuso brindarles una taza de ñaco diaria, ropa y calzado. Afortunadamente, el Consejo Nacional de Educación actuó en consecuencia y acompañó la propuesta, dando un pequeño alivio a los niños.
Las escuelas entre 1950 y 1972
Hacia la provincialización de Neuquén había 150 escuelas, de las cuales 50 eran ranchos y muchas otras fueron creadas después. Pero la erradicación de las escuelas ranchos había comenzado con el Plan Quinquenal 1947-1951 en varias localidades de la provincia, acción que continuó con la provincialización a partir de 1955 y se extendió hasta la década de 1970.
Varias de las escuelas que nuestra provincia recibió como transferencia de servicios educativos de Nación fueron reubicadas debido a la despoblación de algunos parajes y el crecimiento de pueblos y ciudades con el consabido incremento de sus matrículas escolares.
Otras obras de infraestructura y viales acompañaron y fomentaron la creación de escuelas. Entre ellas podemos mencionar pasarelas, puentes, caminos, micro-usinas eléctricas, entre otras.
Siempre es oportuna la mirada del Dr. Gregorio Álvarez cuando hablamos de temas tan sentidos y sensibles de la historia provincial. Refiriéndose a las maestras, Álvarez afirma que son
“[…] Mujeres que renunciaron a las comodidades y halagos de la vida civilizada, que se alejaron de su hogar para afrontar todo tipo de soledades y penurias. ¡CUÁNTO LES DEBE LA PATRIA A QUIENES VINIERON A LA PATAGONIA A SEMBRAR LAS LETRAS DEL ALFABETO Y A INCLUIR EL SENTIMIENTO DE ARGENTINIDAD!”
Si querés conocer más acerca de la historia de las escuelas primarias de la provincia del Neuquén, ingresá a catálogo en línea haciendo click en https://bibliotecacedie.neuquen.edu.ar/
Y si tenés fotos o datos de nuestras escuelas, podés contribuir con la base del CeDIE enviando tu aporte a cedieneuquen@gmail.com
FUENTES
Alemandri, Próspero G. Notas sobre enseñanza. Argentina: Cabauty Cía. Editores, 1934.
Álvarez, Gregorio. Neuquén: Historia. Geografía y Toponimia. Tomo 5. Pág. 160. Argentina: Congreso de la Nación, 1988.
De las fotos:
Archivo General de la Nación
Sistema Provincial de Archivos
Neuquén informa
Aulas Digitales
En: Base de Historia de las Escuelas Primarias del Neuquén – CeDIE
http://200.41.175.138:8086/cgi-bin/koha/opac-search.pl