El 1° de Mayo de 1886, trabajadores de Chicago, Estados Unidos, comenzaron una importante y masiva huelga en reclamo de la reducción de la jornada laboral, mejorar la calidad de vida de la clase obrera y generar nuevos puesto de trabajo. La jornada de protesta marcó un hito para las organizaciones políticas y sindicales reivindicando las reclamaciones históricas del sector.
En nuestro país, a partir de 1890 la clase obrera adhiere al 1° de Mayo como día de reclamo por las 8 horas de trabajo. Durante la presidencia de Juan Domingo Perón se celebró el primer día del trabajo; este hecho significó que Argentina fuera el único país de América Latina donde los trabajadores se manifestaran masivamente, con la participación de numerosos movimientos obreros integrado por italianos, alemanes, españoles, familias de obreros expulsadas de sus tierras natales.
Fue tan significativa la jornada de protesta del 1º de mayo que el movimiento obrero mundial tardaría poco en designarla como su día, el día de las y los trabajadores del mundo. Una jornada de lucha y ratificación de los derechos del sector y el reclamo contra las injusticias sociales.
Como trabajadores/as de la educación nos adherimos a esta conmemoración, y nos permitimos recordar las muertes de los mártires de Chicago y de tantos/as huelguistas fusilados en la Patagonia Trágica, de Carlos Fuentealba y todas/os quienes lucharon por condiciones más dignas de trabajo. Por todos ellos, hay que seguir defendiendo las conquistas y luchar por las que faltan.
Foto: “Trabajador leyendo”, escultura de los jardines de la Carnegie Library, en Pittsburgh.