El antecedente más antiguo que existe sobre el asentamiento de la escuela pública en nuestra provincia corresponde al 1 de Julio de 1884, y se trata de la escuela de Fortín Ñorquín. Dicho establecimiento fue creado por el jefe de la Brigada, teniente coronel Elías Paz, y comenzó a funcionar como escuela de campaña asistida por personal militar.
La mayoría de las niñas y los niños que asistían a la escuela provenían de las familias de la tropa destinada al fortín; los soldados tenían la obligación de enviarles a recibir educación, junto con hijas e hijos de inmigrantes (la mayoría de nacionalidad chilena) y aborígenes.
El edificio donde funcionó la escuela fue construido por el teniente 1º Pedro A. Robert, junto con el Cabo 2º Pedro Demarchi. Según el Dr. Gregorio Álvarez, Demarchi “fue el responsable de la enseñanza de 65 alumnos, de los cuales 55 aprendieron a leer y escribir en ese período”.
Al igual que el resto de las dependencias del fortín, el edificio escolar era un rancho. Todo el asentamiento fue levantado sobre un terreno húmedo. La madera para construir era traída desde una distancia de ocho leguas a lomo de mula. La tierra no permitía hacer paredes de tapia.
María Inés Seulés, citada por Álvarez, afirmaba que “Entre los edificios en construcción estaba la escuela, inexistente hasta ese momento; se estableció con recursos propios de la comandancia.”
En 1884, cuando se promulgó la Ley 1532 mediante la cual se creó el Territorio Nacional de Neuquén o Gobernación de Neuquén, el gobierno nacional comenzó a crear escuelas en el territorio y a atender los reclamos del primer Gobernador, coronel José Manuel Olascoaga, quien solicitó personal para la escuela de Campana Mahuida (por entonces la capital del territorio); Olascoaga propuso al matrimonio de maestros diplomados compuesto por Doña María Torres de Bilotti y por Don Alejandro Bilotti para ocuparse de la escuela mixta del mencionado lugar; lamentablemente, ambos manifestaron la imposibilidad de asumir los cargos.
Por su parte, en la escuela mixta de Trocomán se propuso al maestro diplomado Don Severo Crosa; Olascoaga también había pedido su nombramiento y hasta un anticipo de sueldo por dos meses. Sin embargo, el docente no figura en las fuentes ni habilitado ni suspendido. En la misma situación se encuentra Carlos C. Villaneva en la escuela de Ñorquín: el Consejo Nacional de Educación decidió abonar los sueldos a quien se desempeñaba como preceptor del establecimiento en agosto de 1884, pero en la sesión aclara que la escuela “quedaba suspendida porque no era posible su curso regular”.
En suma, el dr. Gregorio Álvarez y don Mario Raone sostienen que la primera escuela que funcionó y elevó estadísticas fue la de Ñorquín en 1886, y sus datos son los siguientes: escuela mixta, inscriptos 50 varones y 19 mujeres, docente y preceptor Pedro Demarchi (sueldo: $73).
Como vemos, quienes ejercían la docencia eran preceptores y personas idóneas. Los maestros diplomados no solían llegar a Neuquén; la razón era obvia: la lejanía que caracterizaba al territorio nacional, a lo que se sumaba la ausencia de caminos para sortear accidentes geográficos signados por el frío, la nieve, los fuertes vientos, la falta de puentes en ríos caudalosos y rápidos…
Estas personas idóneas tenían vocación de servicio y voluntad, y por ello fueron aliados del estado argentino para llevar adelante uno de los postulados más fuertes de su política: la lucha contra el analfabetismo. Desideria Landestoy y Petrona Landestoy son dos ejemplos preclaros de ello, adolescentes idóneas que poseían herramientas básicas de conocimiento para sumarse a la patriada pedagógica. De notable desempeño, sus nombres quedaron para siempre en la historia y en el corazón agradecido de los alumnos. Don Gregorio Álvarez fue uno de ellos: en sus escritos recuerda a su primera maestra, Desideria, con respetuoso afecto.
Por todos los inconvenientes y complicaciones para nombrar maestros y las características geográficas que hacían inaccesible el acceso, la falta de edificios y la inestabilidad poblacional, la escuela en el Fortín Ñorquín funcionó teniendo como maestro o encargado al cabo 2º Demarchi, dado que el Consejo de Educación no había podido designar personal docente (sólo había nombrado preceptor al mencionado cabo en septiembre de 1885).
En febrero de 1887, es decir a dos años de entrar Demarchi en funciones como alfabetizador, Juan P. Arias, el secretario de la Gobernación de Neuquén señalaba en una nota enviada a Benjamín Zorrilla, presidente del Consejo de Educación: “El preceptor que fue nombrado en la escuela de ese punto no cumple con los deberes que le impone la sagrada misión de la educación, por lo que se sugiere que sea reemplazado por un hombre casado, lo que permitiría la separación de la escuela por sexos pues el número de niños de ambos sexos es considerable.”
Gregorio Álvarez sostiene que, al parecer, el trato de Demarchi para con las niñas fue el que motivó el pedido, el que es corroborado luego por una nota firmada por Olascoaga de fecha 29 de abril de 1887, quien pide, en su reemplazo, al Consejo Nacional de Educación la designación de la Señorita Desideria Landestoy. De este modo, Demarchi fue separado de su cargo el 23 de septiembre de 1887, mientras que la escuela fue trasladada a Chos Malal al tiempo de su declaración como capital del Territorio, el 4 de agosto del mismo año.
Fuentes:
De las imágenes: Sistema Provincial de Archivos del Neuquén
El Monitor de la Educación Común. Nº 88. Pág. 910
Nota N.º 242, Fº 251/2, COPIADOR 1885/88. Sistema Provincial de Archivos
Raone, Juan Mario. Fortines del Desierto. Editorial Lito, 1969 – Argentina.
Álvarez, Gregorio. Neuquén. Historia. Geografía. Toponimia. Gobierno de la Provincia del Neuquén, 1971-1991. Tomo 5