No es mentira que Neuquén ha sido escrita como un sueño. Estas tierras nacen a partir del cruce de trazos que la narran en su origen. Grafías tramadas en lunas antiguas confluyen en aguas de lo singular…
Presentamos una nueva forma de leer Neuquén: a través de la narración en tiempo presente de las aventuras que la palabra fue tramando en el devenir destas tierras. Te invitamos a recorrer el territorio de una manera singular, como si fuera escrito para desentrañar miradas de lo posible.
TRAVESÍA NOCTURNA
Maneja un auto por una calle angosta, sin mucha más información que recuerde. Esto es un sueño. De repente escucha un estruendo y una ola gigantesca se abalanza sobre él algunos metros más adelante.
El cielo donde escribimos nuestro nombre para que lo lleve una estrella
El cielo azul donde beben las sombras de los árboles
se ha inclinado sobre las azoteas
y de noche abre las puertas
y las pequeñas ventanas de las cárceles
para que los torturados las mujeres los huérfanos de grandes ojos sin luz
escapen al desierto
A pesar de la gravedad del hecho no se desespera; tranquilamente pone reversa, mira por encima de su hombro y acomoda el auto en una calle lateral ¿Hay sonidos en el sueño? Realmente no lo recuerda.
El cielo donde vomitan los bares que roncan junto al río
es el cielo del invierno que cicatrizan los canales
El cielo donde se reflejan las sombras de los puentes
es el cielo del invierno que esconde a los perseguidos
Ahora está acostado; escucha perros que ladran.
Es que el cielo tiene playas
donde varan los barcos que dejaron las lentas migraciones
barcas cargadas que mece la fiebre
“La situación de encierro provoca un desajuste en su equilibrio emocional y es el ladrido constante la respuesta más común. Para que éste sea sancionable debe superar los 65 decibeles; recién ahí hablaríamos de algo realmente molesto para el oído humano”.
El viento golpea las puertas y entreabre las persianas
y detrás del viento están las nubes de la noche
las nubes que son pequeños brazos que se agitan
Ahora mira de qué manera comienza el amanecer desde los ventanales del edificio en donde trabaja.
Pero no es la noche la que se lleva a los niños
no es el invierno
la noche está hecha de caravanas
y el invierno tiene la voz de una mujer que canta sola por la calle
El cielo es una masa uniforme compuesta por varios tonos de grises; la presión de las nubes y su aparente cercanía con el suelo provoca una sensación como de aplastamiento, de pesadez atmosférica.
Todos los que huyen se encuentran en la noche
la noche que tiene la extensión de los muros
la noche que tiene la voz de la lluvia
la noche que sólo se sacia en los resplandores sumergidos en el río
Amanece lentamente del otro lado del ventanal del edificio en donde trabaja. Un amanecer rojo y violento, visualmente notable.
Pero la voz de los niños que llaman
tiene la voz de la lluvia
y detrás de la lluvia está la travesía de la noche
la noche que son dos pupilas quietas
en cuyo fondo duerme una laguna
Punto de contacto: los versos en cursiva pertenecen al texto La travesía de la noche, de Alejandro Finzi.
Hilvana: Sebastián González