La Biblioteca Pedagógica del Centro de Documentación e Información Educativa “Alicia Pifarré” cuenta con dos libros de la psiquiatra francesa Marie-France Hirigoyen. En el presente texto nos referiremos a su libro publicado en 1998, El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida cotidiana. En otra entrada nos referiremos al volumen de la misma autora, publicado en 2000, titulado El acoso moral en el trabajo. Distinguir lo verdadero de lo falso. La temática constituye una problemática de carácter sensible por lo cual en esta reseña trataremos el tema de un modo general, sin adentrarnos en particularidades que puedan provocar conceptualizaciones erróneas sobre lo expuesto por la autora. Sugerimos, en todo caso, la lectura del volumen.
El libro se encuentra organizado en tres grandes partes; la primera se titula “La violencia perversa en la vida cotidiana”; la segunda, “La relación perversa y sus protagonistas” y la tercera, “Consecuencias para la víctima y ayuda psicológica”. En la introducción, la autora explica que “las víctimas […] no suelen tener conciencia de la existencia de esta temible violencia subterránea, y no se atreven a quejarse de ella”; razón por la cual nos pareció pertinente darle lugar a la temática del acoso, y consideramos necesario delimitar el alcance terminológico de la palabra.
Resulta usual que se asocie el término acoso con un único tipo, el acoso sexual. El diccionario de la lengua española reconoce otros: el acoso escolar (bullying), el acoso laboral (mobbing) y el acoso moral, identificado en el diccionario como acoso psicológico, definido en los siguientes términos: “práctica ejercida en las relaciones personales, consistente en dispensar un trato vejatorio y descalificador a una persona con el fin de desestabilizarla psíquicamente”.
En ámbitos institucionales de carácter público (escuelas, universidades, organizaciones políticas, asociaciones…) los procedimientos de acoso se encuentran mucho más estereotipados que en ámbitos de la esfera privada; son justamente los procedimientos de acoso del ámbito público los que aquí nos interesan.
En un grupo, constituye una cuestión normal el hecho de que se desarrollen conflictos; una respuesta hiriente en un momento de exasperación puede no resultar significativa, sobre todo si se presentan excusas o disculpas a continuación; lo que constituye un fenómeno destructor es la repetición de las humillaciones; en este sentido, es la frecuencia de las conductas hostiles lo que constituye el acoso, esto es, su sostenimiento en el tiempo: “se trata de un fenómeno circular”, dirá Hirigoyen. Por otra parte, el acoso logra instaurarse en un espacio porque viene precedido de una descalificación de la víctima; esta depreciación de la persona que constituye el blanco de la hostilidad es lo que justificará posteriormente la crueldad que se ha ejercido contra ella y lo que conducirá a pensar que se merece lo que le ocurre.
En los sucesivos capítulos, la autora se encargará de enumerar y describir los modos en los que ocurren las agresiones: horizontales (entre compañeros) y verticales (un superior agrede a un subordinado/un subordinado agrede a un superior). Por otra parte, explicará los procedimientos en los que el agresor o el grupo agresor logra impedir que las víctimas reaccionen, a saber: el rechazo de la comunicación directa, la descalificación, la desacreditación, el aislamiento, las novatadas, la inducción a error…
Asimismo, existen ciertos ámbitos que propician las situaciones de acoso; uno de estos lo constituye el de las nuevas gobernabilidades, caracterizados por constituirse como espacios en los que las normativas no resultan claras, no son conocidas por la totalidad de los integrantes de un espacio laboral o, incluso, hay una ausencia de normativa procedimental que funcione como referencia para atender ciertas situaciones.
Invitamos a usuarios y usuarias de nuestra Biblioteca Pedagógica a consultar el volumen, ya que la del acoso moral constituye una práctica mucho más común de lo que suele pensarse y, a menudo, pasa desapercibida aunque se desarrolle cotidianamente. Finalmente, el conocimiento de esta temática contribuye a favor de que deje de ser un tabú y, más aún, puede lograr la concientización de personas que ocupan puestos con capacidad de toma de decisiones, con el fin de que logren situarse en el lugar de las víctimas.