Armando bard@

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Cristian Carrasco (comp.), Armando bard@, Ediciones Con Doble Zeta, 2017

Transcribo la cita del libro que me ocupará; caigo en la cuenta de lo poco acostumbrado que estoy a ver en las citas de libros la misma fecha del año en que los abro. Voy al índice: conozco a cinco de los siete narradores y me digo que sin duda alguna los relatos arman bardo. Lo digo porque sé, al menos, que uno de los narradores ya armó bardo cuando era poeta. Textos suyos que atacaban el statu quo neuquino fueron seleccionados para integrar un plan nacional de lectura y circularían en escuelas. El bardo llegó finalmente a la Legislatura Neuquina y se decidió que su poesía no circulara más en los establecimientos neuquinos. ¡Vaya potencia la de la literatura!

Pero esa historia ya pasó, ahora este libro fue editado e impreso el mismo año en el que me encuentro escribiendo, y pienso en la literatura como algo vivo, literatura en minúsculas, escrita por personas de carne y hueso que uno puede, por ejemplo, cruzarse en la verdulería, o en la mismísima presentación de un libro: éste fue el caso.

“Yo soy libre, yo salgo después de la lluvia a comer cucumelitos con frutillas que me robo de la huerta del patrón”. La cita pertenece a “Memorias de algarrobo”, primer cuento de la compilación. El gesto del protagonista del relato puede funcionar a modo de ilustración de la condición de una literatura que sea viva: robar de la huerta del patrón. En otras palabras, obtener lo mejor de lo que “los patrones de la literatura” siembran, para construir la propia libertad literaria.

Armando bard@, al mismo tiempo, arma barda, perfila ese paisaje que tan bien conocemos quienes supimos asombrarnos de las lagartijas que andan entre zampas y jarillas o asustarnos con historias de alacranes hallados en los patios de los vecinos del barrio. Yendo hacia el sur, el libro también arma cordillera; y podemos experimentar junto al protagonista de “Paraíso” eso de que “yo no [soy] ningún turista sino un nacido y criado”.

Tapa, contratapa y portada de cada cuento, contienen viñetas en las que, desde un humor sarcástico e irónico se urde un discurso que desarticula lugares comunes acerca de la denominada literatura ‘patagónica’, al tiempo que construye teoría literaria, con todo lo que ello implica. Reírse de sí mismo es una operación compleja, y en general suele considerarse la literatura como cosa seria. Armando bard@ conjuga narraciones magistrales con humor.

Como todo lo que está investido de importancia, el libro circuló primero en una edición casera, que pocos tuvimos la ocasión de frecuentar. Ediciones con Doble Zeta armó una edición para que el bardo tenga mayor influjo. Ahora, además, puede consultarse en nuestra Biblioteca.

Para finalizar, es preciso hacer explícita la operación del compilador, que incluye relatos de noveles narradores junto a otros de narradores ya consagrados. El gesto es de aquel a quien no hay que robarle nada, porque no es ningún patrón y ofrece lo que está a su alcance. Lo vivo de la literatura, pienso, está allí donde la literatura posibilita el encuentro. Aunque como versa el proverbio japonés, epígrafe del relato “El Ruso”, “el encuentro sólo es el inicio de la separación”.

 

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