La ley 1420, sancionada el 8 de julio de 1884, puso en funcionamiento el Consejo Nacional de Educación –creado en 1881– y dio a la instrucción primaria, en los límites de su jurisdicción, el carácter que desde entonces tiene: gratuita, obligatoria y laica.
El Consejo intervino en la Capital, Provincias y Territorios Nacionales creando escuelas y sancionando la normativa necesaria para llevar adelante la misión de educar y erradicar el analfabetismo. Debía velar por el cumplimiento de las disposiciones legales relacionadas a higiene, vacunación y profilaxis en las escuelas; por ello, creó la Inspección Médica Escolar. La nueva dependencia encontró muchas dificultades para implementar su accionar en las provincias y Territorios Nacionales debido a la falta de profesionales médicos, a lo que se sumó la geografía inaccesible por falta de caminos y puentes y por deficiencias de infraestructura edilicia.
Memoria del Consejo Nacional de Educación Tomo II. 1884.
Artículos de la ley 1420, que tratan sobre los asuntos de la salud en educación
El Territorio del Neuquén no escapaba a esta realidad.
Es notorio que en la nutrida comitiva que acompañó a Olascoaga en el momento de la declaración de Chos Malal como capital de territorio no hubiera ningún médico. Ingenieros, mecánicos, herreros, dibujantes y también capellán párroco, pero no personal sanitario. Sin embargo, más tarde, y mientras Chos Malal fue capital del Territorio Nacional al menos contó con el médico de la Gobernación.
Las designaciones de los profesionales médicos dependían del Ministerio del Interior. Figura el nombramiento del Dr. Roberto Bucane, pero no hay certezas sobre que realmente haya ejercido la profesión en Chos Malal[1].
En mayo de 1892 ejerció como médico Sergio Toledo durante el gobierno del Tte. Cnel. Franklin Rawson, y en 1893 otro profesional figura como médico de la Gobernación: el Dr. Aristóteles Anaya.
En 1895 se desató una epidemia muy importante de gripe. Muchos de los enfermos fueron atendidos en la comisaría; la carencia de remedios, de asistencia especializada, de colchones y de un lugar adecuado para tratar a los enfermos eran las quejas más comunes y corrientes.
Ese mismo año, el Cuerpo Médico Escolar daba cuenta que durante la gran epidemia de escarlatina, sarampión y viruela mantuvo una activa vigilancia en las escuelas de la capital del país. Entre las medidas preventivas se encontraba la prohibición de ingreso al establecimiento educativo a todo niño que presentara el más ligero signo de enfermedad y de todos aquellos que, aun sanos, procedieran de domicilios infectados; también se procedía a la desinfección de los locales de aquellos en los cuales se notaba un número considerable de ausencias, por causa de enfermedades infecto-contagiosas.
A pesar de la distancia y de la lógica diferencia demográfica, las escuelas de nuestro territorio no eran la excepción. En 1901, el médico Manuel Figueroa se desempeñaba en Chos Malal y toda la zona rural. Figueroa les hacía cumplir a los vecinos la recomendación de blanquear con cal viva las casas donde había algún infectado. También se prohibió el traslado de cadáveres hacia la capital: se había detectado el fallecimiento de varios niños en parajes alejados; al preguntar por los síntomas se determinó que se trataba de difteria[2]. Hubo muchos casos de niños infectados con sarampión y escarlatina, enfermedades para la que no existían vacunas aún. En el caso de la viruela, que también produjo mucho contagio, se realizó una campaña de vacunación en 1901.
El cuerpo Médico Escolar no funcionaba en Neuquén, daba instrucciones por medio de los Boletines Oficiales y la revista Monitor de la Educación Común acerca de las medidas profilácticas que debían tomar las autoridades educativas en las Provincias y Territorios donde dicho cuerpo no estaba constituido.
Boletín Educación Común en la Capital Provincias y Territorios Nacionales, 1905
En la década de 1920, según datos del Archivo Histórico Municipal de Neuquén, la situación no había cambiado sustancialmente en cuanto a la cantidad de profesionales e infraestructura. La capital se encontraba ya en la Confluencia.
La pobreza era tan grande que los niños se dormían en las clases por el hambre y la desnutrición en las dos escuelas que ya habían sido creadas, las escuelas Nº 2 y 61 (una en el alto y otra en el bajo de nuestra ciudad).
La fiebre española ya había arribado a la Argentina: causó aproximadamente 15.000 muertes en Argentina, y los datos epidemiológicos de Neuquén, como también el de otros Territorios Nacionales, según el Departamento Nacional de Higiene no fueron reportados.
En 1926 llegó a Neuquén un emblemático médico, el Dr. Castro Rendón, quien sí se ocupó de recorrer y conocer el pueblo. De ese modo llegó a conocer las necesidades, y de allí alentó la creación de la Cooperativa Conrado Villegas en la calle Irigoyen, donde almorzaban 200 alumnos con la ayuda de maestras y vecinos. El comedor escolar también servía como consultorio médico y odontológico.
En la década del ’30, el Dr. Castro Rendón junto a su amigo Salvador Massa, recorrieron juntos el territorio y encontraron en Neuquén algunos casos de la enfermedad conocida como Mal de Chagas. En consecuencia, hicieron la docencia profiláctica correspondiente para evitar ese mal.
En la capital de nuestro país la situación y calidad de vida eran diferentes. La ayuda social y la infraestructura con la que contaban las escuelas y la comunidad educativa era superior en comparación con las demás provincias y territorios nacionales, a pesar de que el tren ya había llegado a cada confín de la patria, hecho que, sin duda alguna, significó un avance importante pero no suficiente.
Boletín Educación Común en la Capital Provincias y Territorios Nacionales, 1925. Higiene escolar pág. 327. Biblioteca Nacional de Maestras y Maestros. Catálogo en línea.
Boletín Educación Común en la Capital Provincias y Territorios Nacionales, 1925. Higiene escolar. Pág. 328. Biblioteca Nacional de Maestras y Maestros. Catálogo en línea.
Boletín Educación Común en la Capital Provincias y Territorios Nacionales, 1925. Higiene escolar. pág. 329. Biblioteca Nacional de Maestras y Maestros. Catálogo en línea.
Boletín Educación Común en la Capital Provincias y Territorios Nacionales, 1925. Higiene escolar. pág. 330. Biblioteca Nacional de Maestras y Maestros. Catálogo en línea.
Boletín Educación Común en la Capital Provincias y Territorios Nacionales, 1925. Higiene escolar. Pág. 331. Biblioteca Nacional de Maestras y Maestros. Catálogo en línea.
Un maestro y director de la Escuela Nº 26, que hizo historia en Buta Ranquil y dejó una huella importante, fue Salvador Catalá Molla. En 1937, la revista Monitor de la Educación Común publicó un informe muy completo elaborado por el maestro. Entre otras cuestiones, Catalá Molla menciona que las afecciones más comunes para los niños en la segunda infancia es la dispepsia, mientras que para los adultos es muy frecuente el reumatismo articular (afección que, sin embargo, podrían haber sufrido desde jóvenes). La dispepsia encuentra estrecha vinculación con la desnutrición y la falta de higiene. El reumatismo articular, por su parte, es causada por el consumo abusivo de carne y alcohol.
“El pueblo recurre a las aguas sulfurosas que fluyen a 1500 metros de la escuela para sanar de distintas afecciones” prosigue Catalá Molla en su informe, en el que también se refiere a la “gran cantidad de plantas medicinales que abundan en la zona a las que acude la población ya que en una extensión de 30 kilómetros sólo hay un médico, el de Chos Malal”
Por aquellos años también azotó una epidemia de tifus exantemático o tifus petequial, llamado así por las pequeñas manchas o petequias en la piel que produce la enfermedad cuyo vector transmisor es el piojo de los vestidos que prolifera fundamentalmente por la falta de higiene.
Una de las medidas de prevención adoptada por las escuelas era la de rapar las cabezas de los niños infectados. Cabe aclarar que se lo consideraba endémico desde hacía varios años como un verdadero flagelo, ya que la muerte podría sobrevenir en cualquier estadio de la enfermedad.
Entre 1955 y 1956, la poliomielitis de parálisis infantil afectó a un número impresionante de niños que sufrieron parálisis definitivas. Esos fueron los años del pico epidemiológico; unos años antes, en 1949, la Escuela Nº 76 de Huinganco en el aún Territorio del Neuquén fue clausurada del 19 de marzo al 3 de abril y del 7 al 20 de abril por un caso de Parálisis Infantil, según versa en su libro histórico.
Como puede observarse, el contraste entre el tratamiento de los asuntos de la salud en las escuelas del Territorio de Neuquén y en las de la Capital era más que notorio. Los Inspectores lo recalcaban en sus informes. Próspero Alemandri en su libro de 1934 llamado Notas sobre la enseñanza se refería así al Territorio Neuquino:
Cruda y veraz descripción realizada por Próspero Alemandri en la pág. 29 de su obra
Escuela de Los Molles 1923. En la actualidad Escuela 42 de Campana Mahuida. Sistema Provincial de Archivos.
1933. Gobernador Carlos H. Rodríguez. Escuela Nº 31. El Cholar. En ambas fotografías se observan niños con la cabeza rapada
FUENTES
Monitor de la Educación Común 1937. Nº 769. Pág. 3. Aporte de Salvador Catalá. Director de la Escuela. Nº 26.
CONICET. Investigación. Una Pandemia Olvidada. Nora Bar. Marzo 2020.
Alemandri, Próspero G. Notas Sobre Enseñanza Argentina: Cabauty Cía., Editores, 1934.
Boletín Educación Común en la Capital Provincias y Territorios Nacionales, 1925. Higiene escolar. Biblioteca Nacional de Maestras y Maestros. Catálogo en línea.
Base de Historia de la educación en Neuquén CeDIE CPE.
[1] https://masneuquen.com/la-salud-publica-en-los-comienzos-del-territorio/
[2] Enfermedad infecciosa aguda, provocada por un bacilo, que afecta a la nariz, la garganta y la laringe y produce fiebre y dificultad para respirar.