Los hechos más importantes de nuestra historia demandan memoria permanente. Uno de ellos es la última dictadura cívico militar impuesta en la Argentina:
El 24 de marzo de 1976, las Fuerzas Armadas derrocaban el gobierno constitucional de la presidenta María Estela Martínez de Perón. Inmediatamente instauraron un ejercicio autoritario del poder que dio fin a toda participación política, suspendió garantías individuales y violó sistemáticamente, día tras día, los derechos humanos. El gobierno golpista, a través del ejercicio de lo que se conoce como “terrorismo de Estado”, buscó desarticular todo lo que se opusiera a la constitución del orden que pretendía establecer. En materia cultural, las medidas consistieron en la prohibición de libros, canciones, películas, obras de teatro y cualquier otra acción creativa que supusiera una amenaza para sus fines. Libros y bibliotecas, divulgadores de la cultura de la sociedad y defensores de la libertad de expresión fueron blanco de ataque del estado represor. 30.000 desaparecidos/as es el saldo que arrojó ese necio, ciego, violento y desigual accionar. Desde el CeDIE queremos reconocer a bibliotecarios, bibliotecarias, trabajadores y trabajadoras de bibliotecas desaparecidos/as en la cruel y sangrienta dictadura militar. Abrazamos los libros con esperanza y memoria para que NUNCA MÁS ocurran en nuestro país atrocidades semejantes. Algunos de los libros prohibidos por la última dictadura cívico militar los podés encontrar en http://planlectura.educ.ar/?p=897 En el CeDIE te podemos ofrecer algunos de esos títulos. A la vuelta de la cuarentena, podés consultar los siguientes títulos: Un elefante ocupa mucho espacio de Elsa Bornemann. Conjunto de quince cuentos infantiles cuyas tramas giran en torno a nociones de la justicia. La torre de cubos de Laura Devetach. Una serie de cuentos que relatan la vida cotidiana: padres que trabajan, familias a las que no les alcanza el dinero y que, además, incluye palabras desaconsejadas por el gobierno militar, como “alpargatas”, poco recomendable ya que el lenguaje debía ser uniforme, sin regionalismos ni connotaciones sociales. El pueblo que no quería ser gris, de Beatriz Doumerc. La gente se opone a la decisión del rey de pintar todas las casas de un mismo color y empieza a teñirlas de rojo, azul y blanco. La ultrabomba, de Mario Lodi. Un piloto se niega a cumplir la orden de arrojar una bomba.