Neuquén, territorio de lecturas

No es mentira que Neuquén ha sido escrita como un sueño. Estas tierras nacen en el cruce de trazos que la narran en su origen. Grafías orales y escritas hace muchas lunas, hace siglos, entraman una encarnadura que la hacen propia y singular. Iniciamos hoy, aquí, un recorrido para desentrañar lecturas de lo posible de este territorio escrito en viento, en agua, por múltiples manos, por infinitas conciencias.

Capítulo 1: Próspero Alemandri [i]

Alemandri es un hombre perseverante, con una misión que cumplir.

Hay que fundar escuelas, escribe. Donde sea, como se pueda. En ranchos diminutos apartados de todo, en toldos miserables, en piezas donadas por los propios vecinos… Y usar el material del que se disponga: maderas viejas, cajones, ramas, piedra.

            En 1922 llega al territorio neuquino.

            Escribe:

“Bajo los azotes del hambre y del frío, enclaustradas entre las montañas que semejan enormes catedrales con sus torres afiladas donde los vientos sintonizan sus gélidos cantos de miseria, se ocultan las comarcas neuquinas (…)” PÁG. 27

Ve precarias chozas de adobe y barro separadas por leguas. Es la barbarie misma, piensa. Pero él es la civilización y el progreso, un hombre perseverante con una misión que cumplir.

Reclama recursos al gobierno nacional. Describe la precariedad y el sufrimiento, los trabajos pesados, las inclemencias del tiempo.

           

            Los ranchos se caen a pedazos y las covachas son miserables.

            La distancia lo asusta.

            Le preocupa unir, conectar, crear circuitos.

“Las escuelas ubicadas en el Territorio del Neuquén son las más difíciles de visitar con frecuencia, dada la dificultad del terreno, la falta de caminos y de medio rápidos de movilidad. Los centros de población están sumamente distantes unos de otros y separados por médano, serranías y pedregales inhospitalarios y estériles. Las comunicaciones se interrumpen en invierno por las grandes nevadas y en el verano se necesita ser muy avisado para atravesar los ríos, que por los deshielos se convierten en torrentes. El correo, las cargas y hasta las comunicaciones telegráficas se interrumpen con frecuencia, hasta por meses”

            Sabe que cumple una misión, que encarna un ideal.

             Los vecinos confían en él y se sacrifican.

             Hacen patria:

Ovidio O. Tapia se traslada a otro paraje y dona su casa para la Escuela N°66 de La Salada.

Justa N. viuda de Quintero entrega el único galpón del que dispone y nace la Escuela N° 71 de Tres Chorros.

Una única y diminuta pieza es lo único que tiene Don Arzobindo Almendra. La refacciona, la pone en condiciones y la entrega. Nace la escuela N° 74 de Tierras Blancas.

José Sabino Vásquez se traslada a un rancho vecino, Melitón Fernandois desocupa dos piezas de su casa; lo mismo hace el cacique Antonio Liucopán.

Escuela N° 77 de Ñireco Norte, Escuela N° 79 de Cajón de Curileo, Escuela N° 81 de Barda Negra.

              Fundar escuelas, escribe Alemandri.

               Donde se pueda.

“Yo he visto muchos niños en chozas inmundas, abrazándose a los perros y cubriéndose con harapos para no mostrar sus cuerpecitos desnudos. La tierra, la roña, las verrugas, los granos, producían repugnancia a la vez que conmiseración y cuando una hora más tarde los oía cantar en la escuela ¡Al gran pueblo argentino, Salud!, pensaba en el gran pueblo de mañana, en los hijos de esta miseria, en la necesidad imperiosa de incorporar por la cultura física y espiritual esta gran masa de población a las fuerzas vivas del país”

             La distancia lo asusta.

             ¿Cómo criar caballos para movilizarse en un lugar donde ni siquiera hay pasto?

             Y para colmo la gente es muy movediza; ninguna de sus actividades tiene que ver con la estabilidad y el arraigo. Durante el invierno se resguardan en los valles; descienden durante las veranadas y comienzan las tareas rurales.

              Un sacerdocio, escribe. Ser maestro es un sacerdocio.

              Instruir a los niños donde se encuentren.

              Como se pueda.

(…) estudié la forma en que el Concejo podía mejorar, siquiera en parte, la situación angustiosa de los niños de Neuquén, con los fondos de que podía disponer para que se proveyera de ropa y calzado a los niños, y, que los maestros les suministraran diariamente un plato de ñaco (trigo tostado y molido y luego mojado con agua o con leche). El entonces presidente provisorio del Concejo me oyó y los niños del Neuquén no se sintieron desamparados, recibieron un pequeño alivio”

            Le preocupa el desarrollo moral, intelectual y físico del gran pueblo argentino.

             Hay que alimentar a esos hambrientos.

“(…) Esa tarea fue dirigida por los maestros de Neuquén y en forma análoga, los maestros de las zonas rurales de todos los territorios proporcionaron el plato de sopa, el locro, el frangollo, la polenta, tarea que no se aprende, no se enseña en la escuela normal, pero que la realizan maestros que tienen amor a su profesión, que sienten que su profesión es un sacerdocio, y que al cumplirla no se sienten disminuidos ni en su autoridad ni en su prestigio, ni en su concepto ni en su dignidad”

             Presenta informes, reclama, viaja. Sabe que está encomendado a algo superior a él, que su trabajo encarna un ideal.

             Hay que alimentar a esa pobre gente, piensa.

             Hace cálculos, pruebas.

             Un ideal lo atraviesa.

“Hice el cálculo y la experiencia con un kilo de trigo en casa de Don Enrique Álvarez, vecino de Chos Malal. Preparado el ñaco, tostado previamente el trigo, moliéndolo luego y cociéndolo en poca agua a fin de que quedara espeso, resultaron cinco abundantes porciones por kilogramo. Para alimentar cuarenta niños era, pues, suficiente ocho kilogramos diarios de trigo (…)”

            Gobernar es poblar, unir, sembrar escuelas a lo largo de toda la cordillera. “Allí donde haya un niño, habrá una escuela”, escribe.

            Sí, hay que hacer patria.

             Sabe que el campo y la montaña no son la ciudad, que no todos los maestros están dispuestos a ir a lugares apartados y soportar largas travesías a caballo, a lomo de mula, atravesar ríos a nado de caballo.

             Y después de eso vivir aislados, ir a buscarse el alimento y cocinar ellos mismos.  Lugares desolados, sin vegetación, escarpados, fríos.

“(…) no todos los maestros se avienen a vivir en ranchos de barro, con techos de paja, en los lugares fríos o entre el peligro de las víboras y de toda clase de sabandijas en lugares cálidos, ni a vivir durante seis u ocho meses aislados sin tener la menor noticia de su familia ni del resto del mundo; porque no hay servicio de correspondencia y porque si los hay son deficientes o los interrumpen las nevadas en el invierno y los deshielos o las lluvias o las inundaciones en el verano”

             Alemandri se mueve, viaja. La distancia lo asusta y anota cosas.

             Un hombre entregado a su misión.

             A saber:

             Elabora informes de censo, realiza planos, determina en qué época del año debe funcionar una escuela, cuándo hay que remitir cargas y por dónde, cuáles son las mejores vías de acceso, las rutas alternativas, si por ferrocarril, carro, automóvil, vapor, qué construcciones tiene cada localidad

             los medios de traslado

             si hay médico, farmacia

             policía

             fonda

             casa de pensión

             Hay que anotar todo, dice.

             Estas son las dificultades a afrontar:

             a ver quién les puede hacer frente.

Fuentes:

Alemandri, Próspero. Notas Sobre Enseñanza. CABAUT y Cía. Editores; Librería del Colegio; Buenos Aires, 1934.

Consejo Nacional de Educación. Educación Común en la Capital, Provincias y Territorios Nacionales. 1925.

Base de Historia de las Escuelas Primarias de Neuquén. CeDIE CPE.


[i] Próspero Alemandri nació el 25 de junio de 1880 en Concepción del Uruguay, Entre Ríos. Fue egresado de la Escuela Normal Mariano Acosta, de la que posteriormente sería rector. Actor de varias proezas como educador en su provincia natal, es en 1919 cuando fue nombrado Subinspector General de Escuelas de Territorios y Colonias Nacionales. Por este motivo conoció Neuquén. Lo demás es leyenda.


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